Otra vez aparece en el horizonte el tema del aborto, el Código Procesal, las tres causales y ahora y para remate hay quien propone que esto sea decidido democráticamente por un referéndum. Esto es que el pueblo diga si o no al aborto y, entonces se trabaje sobre los límites donde sería aprobado o permitido.
Vuelvo sobre la irracionalidad de ese planteamiento, pues sigo pensando que nos quieren llevar a ese terreno ilógico para legitimar las posturas de quienes de manera radical se oponen y por demás tienen el poder para hacer o defender las leyes que producen o mandan a producir.
Con una propuesta prefabricada y con rango constitucional de que la vida empieza en algún momento de la embriogénesis, aquí acordaron que es en el momento mismo de la concepción, todas las causales que aparezcan en los códigos de antemano chocan con la Constitución dominicana. Poner a la gente a dividirse entre provida y promuerte, obvio que los primeros llevan el juego ganado, ahí me apunto yo, si el asunto es de levantar la mano o de llevarlo a referéndum. La tendencia natural es estar de lado de los más vulnerables, de los más desvalidos y quien más que uno que aún no ha nacido y que otros están proponiendo aniquilarlos antes de que nazcan.
El debate tiene que devolverse a su fuente originaria: cuándo comienza la vida, cuándo se es persona humana y la respuesta no puede estar asociada a la presencia del alma, porque esta es una categoría religiosa, válida para los adeptos, por ello califica como ética de máximos y queda restringido al ámbito de lo privado, de lo personal, por tanto, no puede ser, como ha sido, convertida en ética de mínimos, que es público y obliga a todos.
Los antiguos griegos debatieron cuándo entraba el alma al cuerpo y los que mandaban decidieron que a los 40 días después de la concepción si eran varones y 90 si eran hembras. Esto luego fue asumido como la teoría de la animación retardada y más cercana a la Edad Media se remedió, decidiendo que fuera en el momento mismo de la concepción y es la llamada animación inmediata. Nuestra Constitución hizo lo mismo y se inscribió en la animación inmediata y nos la impuso a todos.
Caeríamos en un grave error si vamos a referendum por el aborto, si lo hacemos por el aborto terapéutico y se lograra ganar las tres causales, porque podíamos estar matando inocentes en determinados casos. Lo lógico, entiendo, es que vayamos por parte y comencemos por el terapéutico, pero desde el debate de cuándo se es persona humana,
Si partimos desde donde se tiene claridad reducimos el campo de la discusión. Si el periodo fetal no está en juego, excluyámoslo y ya la causal violación quedaría delimitada por el reconocimiento consensuado de que hay vida y no por la causalidad, o sea, no por la forma en que se produjo el embarazo.
Si el debate es el periodo embrionario consensuemos los límites del disenso y quedémonos en las tres causales, no en el referéndum sobre el aborto porque se perdería la riqueza del debate y el poder de las decisiones personales de los involucrados.
En un curso de bioética que impartí fuera del país oí decir a un joven de lo importante que sería una ley que obligue a la mujer a interrumpir el embarazo si hay certezas médicas de que tiene un feto sin cerebro (anencefalia) y luego oí a una enfermera que tuvo un anencefálico y dio testimonio de que decidió parirlo, cargarlo, apretarlo a su pecho hasta que murió de forma natural.
La libertad de conciencia debe normar en los límites antes propuestos, pero no caigamos en el gancho de votar o dividirnos con el tema del aborto. Ese no es el tema
Foto por Cancillería Ecuador / Attribution-ShareAlike License