Bioética

Estando bien inspirados y fundamentados en argumentos éticos solemos cuestionarnos sobre situaciones en las que nos vemos involucrados, relativos al tema de la entrega de malas noticias.

Por lo general la participación recae sobre el binomio médico-enfermo o medico familiares del paciente y las interrogantes éticas son menos que cuando el enfermo es un familiar o muy cercano, aunque no nos liguen vínculos sanguíneos. De todos modos, no es el objeto de este articulo y mas bien queremos referirnos a la comunicación entre el mundo médico que le circunda.

El derecho a saber es del paciente, hay especialistas en dar malas noticias y respetar la toma de decisiones del enfermo, lo nuevo y atormentante ocurre entre los médicos de la familia o cercanos, donde en un juego de secretos se llega a abordar el caso con cierto dejo de duda sobre si debo o no decirlo, si le falto a la confidencialidad de la relación del médico con el paciente.

Hay un interés beneficente al conocer y evaluar el mejor beneficio del paciente para ayudar a este en la toma de las decisiones que considere adecuada. Pienso que no hay pecado en ello y que más bien hay vínculos suficientes en tratar el caso, con el permiso del afectado y hasta sin el si el caso ha sido puesto en manos de unos de ellos basados en el valor fundamental de la confianza.

Queda claro que la intención no es morbosa de dar publicidad protagónica a un hecho devastador, es una construcción de alternativas no solo de alternativas viables sino hasta del acompañamiento final, con dignidad.

No importa que la especialidad médica no coincida con la patología, los que coinciden son los valores y las creencias del grupo y ello sirve para dar soporte.

Si el enfermo antepone a ese grupo la condición de mantenerlo en secreto, de dejar que ellos mismos lo manejen o solicita confidencialidad estamos ante otra situación que debemos respetar y entonces dejar al enfermo, capaz, competente que asuma la toma de decisiones sobre el manejo de la información.

El consentimiento informado, la toma de decisiones, la relación medico paciente se fundamenta en una relación de confianza y solo basados en ella podemos estructurar los tipos de relación y comunicación de datos que pertenecen a alguien que es a su vez dueño de su cuerpo y con todas las prerrogativas que ello implica

Pero es justo desculpabilizar un poco ese fenómeno comunicativo, que se sigue dando, pero que se vive con cierto malestar y culpa.

Hay una gota de amor en ese dolor que se comparte cuando entre todos lo podemos manejar con transparencia.

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