Muchos se preguntaran sobre la relación existente entre bioética y derechos humanos, sobre todo si son de los que piensan que la bioética es exclusiva de la medicina, cosa que no es cierta.
Los temas relacionados a los derechos humanos dan la vuelta al mundo por segundos, reclamando su aplicación o promoviendo su ejercicio. En todos los eventos sale la palabra de alguna manera y mas de un ponente hace referencia a su historia, razón por la que voy a concentrarme en la interpretación de los puntos nodales ocurridos en su desarrollo para poder anclar en el tema que nos convoca, el de la BIOÉTICA Y DERECHOS HUMANOS y que es justamente uno de los puntos claves del debate actual.
Los derechos Humanos han ido surgiendo como respuesta a las realidades de los pueblos y buscando convertirse en garante de la integridad, libertad y dignidad de los ciudadanos.
a) Primer nodo del debate: ¿De dónde nos vienen los derechos?
Los antecedentes más lejanos de los Derechos Humanos lo remontan al IUS NATURALISMO que presuponía los derechos de todos los seres humanos desde una fundamentación teónoma, que nos asume iguales y entiende su origen en dios y la naturaleza y no en la ley, distinto al IUS POSITIVISMO que valora la norma jurídica con independencia de su significación ética y moral.
Aquí podría sentarse el primer nodo del debate conceptual, recogido ya por Sófocles en Antígona en el siglo V antes de Cristo, cuando ésta última apelando al derecho natural (Iusnaturalismo) entierra a su hermano Polinices, contrariando la orden del rey Creonte, que había ordenado como castigo dejar su cadáver sin sepultura a la entrada del pueblo para que los cuervos y perros dispusieran de el (Iuspositivismo).
Es evidente que esta interpretación corresponde a la mentalidad religiosa de la época que recorre el trecho de acción de los griegos y Romanos que posteriormente es recogida por la tradición judeo cristiana dando fundamento a la ley natural como fundamentación ética de sus propuestas morales.
b) Segundo nodo del debate: ¿Cómo los ordenamos?
El segundo nodo viene dado por los subsiguientes cuestionamientos a los derechos naturales que siglos después fueran desarrollados y defendidos por Santo Tomás de Aquino.
Fueron varios los siglos de luchas y aportes al tema llegando a delinear dos importantes vertientes relacionadas a la génesis de los derechos humanos: Una en Inglaterra con la Common Law o Derecho común y otra en Francia con la revolución Francesa de 1789.
Estos antecedentes adquieren vigencia en la historia por normar y ordenar jerárquicamente los derechos adquiridos, primero los dados por la Revolución Francesa «derechos del hombre y el ciudadano» (1789) y luego por la Declaración Universal de los Derechos Humanos (1948) de las Naciones Unidas.
En ese recorrido arribamos a la propuesta de tres generaciones de Derechos Humanos gracias a las propuestas de muchos actores siendo el referente más cercano la propuesta hecha por Karel Vasak en 1979.
Hasta el momento el ordenamiento había establecido de manera bastante consensuada la existencia de una primera generación de Derechos Fundamentales: Los Civiles y Políticos, una segunda que incluía a los Económicos, Sociales y Culturales y cercanos a los años 80 se incluyeron como de tercera generación los vinculados a la Solidaridad, al Progreso Social, Ciencia Tecnología, Medio Ambiente, entre otros, lo cual indicaba que los nuevos cambios sociales demandaban también de incluir nuevos derechos.
Una constante en la racionalidad de los Derechos Humanos es que acompañan a las realidades sociales imperantes. Como derechos obligan y se proponen como modelos a desarrollar bajo el consenso de los Estados firmantes.
Quizás el momento más novedoso lo ha constituido la modernidad donde aun manteniéndose un contexto social arrítmico y asimétrico en el desarrollo de los pueblos es el momento donde la ciencia y la tecnología han tenido el mayor crecimiento de su historia y por tanto han requerido de una revisión de las propuestas vigentes en materia de derecho y descubierto que su alcance no tiene las previsiones de los nuevos cambios.
Esto hizo que rápidamente se hablara de la necesidad de estructurar Derechos de cuarta y quinta generación, reformulando los de la tercera con estas dos nuevas categorías. Para Javier Bustamante la cuarta generación involucra los relativos a las nuevas tecnologías, mientras Helio Gallardo habla de la quinta generación.
La carta de Derechos Humanos Emergentes emitida en Barcelona en 2004 se incluye en esta dinámica de reclamos de espacio desde la sociedad civil exigiendo que el fruto de los movimientos sociales y de la dinámica de la modernidad se incluyan como nuevos reclamos convertidos en derecho. «Surge de las experiencias de los hechos de la sociedad civil y global»(1)
c) La Bioética y los Derechos Humanos.
Empezaríamos por preguntarnos qué es la bioética y cuál es su relación con los derechos descritos así como recordar un poco del caminar que esta ha tenido y los senderos por donde ha discurrido.
En 1971 V. R. Potter, oncólogo de la universidad de Wisconsin, inspirado en preocupaciones del orden de la justicia global acuña el término «bioética» para reclamar el sentido y la orientación que estaba llevando el desarrollo a la humanidad: «Lo que me interesaba en ese entonces -rememoró Potter en uno de sus últimos trabajos-, […] era el cuestionamiento del progreso y hacia dónde estaban llevando a la cultura occidental todos los avances materialistas propios de la ciencia y la tecnología. Expresé mis ideas de lo que, de acuerdo con mi punto de vista, se transformó en la misión de la bioética: un intento por responder a las preguntas que encara la humanidad: ¿qué tipo de futuro tenemos por delante?, y ¿tenemos alguna opción? […]. Todo comenzó en esa charla de 1962, en la que la misión consistía en examinar nuestras ideas competitivas sobre el progreso. (2)
El segundo punto de partida de la Bioética ocurre en el ámbito de la medicina, sacudido por los embates de un rápido desarrollo de las tecnologías médicas acompañando a sus nuevos conocimientos científicos y en especial los referidos a la salud reproductiva, lo que llevó a que André Hellegers, del Instituto Kennedy de Salud Reproductiva en 1972 diera sentido médico al término parido por Potter.
«La sugerencia de incluir el término bioética en la denominación de lo que con el tiempo se convertiría en institución pionera y «Meca» del pensamiento bioético anglosajón, partió de un miembro del clan Kennedy, al parecer sin conocimiento de los trabajos de Potter. No es de extrañar entonces que el director fundador del Centro, el ginecobstetra de origen holandés Andre Hellegers, en su discurso de inauguración, definiera la bioética como una «ética biomédica».
Aquí comenzó el proceso de medicalización de la disciplina, que, si bien sirvió de alternativa y asidero ante la crisis metodológica y de fundamentación por la que atravesaba la ética médica tradicional, ante los impresionantes avances tecnológicos desarrollados bajo relaciones sanitarias asimétricas y en un entorno de inequidades en el acceso a los servicios de salud, significó también un reduccionismo del ideal potteriano.
Al igual que el universo tras el original Big Bang, la bioética comenzó a expandirse y alejarse cada vez más rápidamente de su punto de partida.(3)
Hay una especie de encuentro epocal entre el planteo de Potter de una Bioética Global con vocación ecológica y de defensa de la vida ante el avanzado y desbocado desarrollo tecnológico y los planteos médicos de Hellegers que ya presentía el devenir de productos como los de la primera bebé-probeta, por técnicas de reproducción asistida, que pocos años más tarde se expresaría en Louise Brown en Manchester en 1978.
Los dilemas éticos en los campos científicos ya eran una realidad, habíamos pasado de las sociedades de código moral único a la sociedad plural, se habían complejizado de tal manera las realidades cotidianas de la vida que hacía falta dar el paso de una visión deontológica de valores predeterminados a una ética de la responsabilidad que la convirtiera en Derechos Humanos para poder garantizar la dignidad y las libertades humanas, ahora en el contexto científico-tecnológico.
Basta con recordar casos y hechos paradigmáticos de la historia reciente para avalar lo que estamos afirmando.
Quizás los más cercanos tocaban el área de la vida a través de las ciencias médicas y es lo que ha generado la confusión de un supuesto patrimonio de la Bioética en manos de la medicina y la realidad de que sea el nicho donde más se ha desarrollado como lo demuestran los siguientes ejemplos.
- a) En 1960 J. Scribner y cols. diseñaron un procedimiento que permitiría que los pacientes con insuficiencia renal fueran hemodializados y pudieran alargar sus expectativas de vida.
El mayor descubrimiento residió en comprender que habían más enfermos que máquinas y que se enfrentaban a un nuevo problema ético con respecto a la vida. Estábamos pasando por primera vez del DEBER A LA JUSTICIA, ya no bastaba con preguntar y responder al deber, ahora era preguntar con cuáles criterios de justicia debían seleccionarse los pacientes que irían y lo que no a ser hemodializados y ello sería decidido por un comité (1961) formado por 2 médicos y 7 legos.
Este es quizás un primer referente de la Bioética como Derecho Humano y de los Comités de Bioética como garante de los mismos ante los pacientes para defenderles de las decisiones médicas. Este comité se conoce en la historia como el comité de la muerte, el comité de dios o el Comité de Seattle en honor a la ciudad donde se desarrolla la historia. 1962.
- b) En 1978 nace en Inglaterra Louis Brown por medio de fertilización in vitro, con un gran despliegue de prensa, sin reservas de su anonimato y con un amplio protagonismo de sus actores médicos y participantes. A la fecha del día de hoy se queja la Sra Brown de no haber podido escapar de curiosidad y el morbo de la gente, tan solo porque no se guardaron los elementales principios de respeto a sus derechos humanos relativos a la intimidad y la confidencialidad.
- c) Vale la pena recordar cómo las investigaciones con seres humanas no tienen que haber ocurrido en Nuremberg de la época Nazi para considerarlas aberrantes.
Algunos casos paradigmáticos ocurrieron en Estados Unidos como el desarrollado en un asilo de Willowbrook donde se inyectaron con el virus de hepatitis a niños con retraso mental para ensayar una vacuna contra esa enfermedad (1956-70), o el famoso experimento Tuskegee (1932-70) donde para poder estudiar el curso natural de la sífilis se dejaron sin tratamiento a 400 negros, aun cuando ya en 1945 se había descubierto la penicilina.
En el gobierno del presidente Clinton se pidió perdón a los familiares y a los pocos sobrevivientes en sillas de ruedas aún.
Quedaba al descubierto la respuesta a este nodo del debate, hacía falta una reflexión como la propuesta por Potter que señalará el camino hacia dónde debíamos abocarnos ya que el rumbo se había perdido y más aún quedaba claro que la discusión no podía seguir siendo si la bioética es patrimonio de la medicina, sino cómo hacer que los avances en las ciencias de la salud tuvieran un norte que enlazara ética y derechos humanos y cuyo nuevo nombre sería BIOETICA.
Ahora correspondía a esta nueva disciplina no sentarse a esperar las acciones de la ciencia sino acompañarlas en todo su desarrollo, cosa que se evidencia en la Declaración del Genoma Humano y Derechos Humanos de la UNESCO, la declaración de la Comunidad Europea en Asturias (declaración de Oviedo.) ambas en 1997, Declaración Internacional sobre los Datos Genéticos Humanos, entre los más significativos que revelan la potencialidad de la Bioética como una disciplina garantista de la Dignidad, la libertad, la autonomía y la moralidad de los sujetos humanos.
Finalmente se llega a este reconocimiento dado en la Declaración Universal sobre Bioética y Derechos Humanos de la UNESCO en 2005 donde en la carta de presentación de la misma el sr. Koichiro Matsuura, director de dicha entidad afirma:
«Al abordar los problemas éticos que plantean la medicina, las ciencias de la vida y las tecnologías conexas en sus vertientes relacionadas con el ser humano, la Declaración, como se infiere del propio título, fundamenta los principios en ella consagrados en las normas que rigen el respeto de la dignidad de la persona, los derechos humanos y las libertades fundamentales. Por el hecho de inscribir la bioética en los derechos humanos internacionales y de garantizar el respeto por la vida de las personas, la Declaración reconoce la interrelación existente entre la ética y los derechos humanos en el terreno concreto de la bioética»(4)
Se había llegado al punto donde la ética y los derechos humanos se unen y dan respuesta a los nuevos paradigmas caracterizados por un excelente dominio de la técnica pero marcado por las debilidades de una moral maltratada.
Sin dudas el tema que sirve de denominador común en la historia es el de la vida, pero ahora se suma la calidad y la defensa de la vida. Si bien las visiones anteriores cubrían derechos individuales con la Bioética entramos al tema de la toma de decisiones individuales donde la Autonomía aparece como principio que reconoce que la moralidad es ley (nomos) dentro de cada uno de nosotros (auto) y lo enmarca la conciencia.
Desde la bioética se inicia un traspaso de mandos en la toma de las decisiones siendo la propia persona capaz y competente quien le toca asumir las decisiones de los hechos que le involucran y cuando no, precisa quién debe hacerlo por esta persona. Queda definida entonces la Bioética como un tema no exclusivo de la medicina sino también de las ciencias de la vida y las tecnologías conexas.
Este último documento nos coloca en el centro del debate actual que implica buscar los mecanismos para que los Estados cumplan y hagan cumplir los principios básicos que desde la Bioética entendida como un lugar de encuentro con los Derechos Humanos se promuevan los fundamentos de la Justicia, Equidad, Respeto a la dignidad, Consentimiento informado, promoción del diálogo plural entre las morales presentes, solidaridad, toma de decisiones morales y sobre todo la garantía de un futuro mejor a las generaciones por venir.
Retos de la Bioética:
Tres grandes retos nos presenta la Bioética para acercarla al cumplimiento de su misión.
- Identificar el ejercicio moral de la ciencia y la tecnología en un contexto de pobreza.
- Validar en el espacio de lo público los principios de JUSTICIA Y NO MALEFICENCIA.
- Validar en el espacio de lo privado los principios de AUTONOMÍA Y BENEFICENCIA.
Asumir como reto el documento Derechos Humanos y Bioética generado en Santo Domingo en el 2007 al decir: «Tomando en cuenta, las tres Declaraciones de la UNESCO: Declaración Universal sobre el Genoma Humano y los Derechos Humanos, la Declaración Internacional sobre los Datos Genéticos Humanos y la Declaración sobre Bioética y Derechos Humanos, ha llegado el momento de que América Latina y el Caribe encaren la posibilidad de elaborar instrumentos regionales que pudieran llegar a tener carácter de Convención y que especifiquen y determinen los principios enunciados conforme a la realidad de América Latina y el Caribe».
Pero el mayor de todos los retos será operativizarlos en la práctica para convertirlos en un brazo instrumental de esta alianza entre la ETICA Y LOS DERECHOS HUMANOS.
Foto por TrinitroX / Attribution License
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