Hablaremos de los comités de ética para la escuela partiendo de la realidad existente y de la necesidad sentida. Como es de todos conocidos en el ámbito de la ética publica se recoge la obligatoriedad de que las dependencias del gobierno central tengan un comité de ética en su seno.
Pienso que es la mejor de las opciones para servir de diques morales que se encargan de las tareas educativas en torno al tema, tareas deliberativas en cuanto el comité está formado por representantes de áreas sensibles con funciones muy importantes como ser evaluadores del código de pautas éticas que están dirigidas al cumplimiento estricto de parte de los incumbentes, los códigos de los servidores públicos que están en la ley 41-08, en los códigos propios de cada institución y además una tarea consultiva que significa que las autoridades pueden pedir al comité que les asesore en algún caso especifico, los consultan.
Antes estuvo la comisión de ética y combate a la corrupción, ahora la dirección general de ética e integridad gubernamental asumen con mas rango la gerencia de esta responsabilidad.
Hay un tema que aún falta por asumir y son las comisiones de ética escolar, ahora no nos referimos a la instancia antes descrito, porque ese es para los servidores públicos con una intención de trabajar por la moralidad de la institución y por la transparencia como garantes de la democracia. Los comités de ética escolar deberán estar formados por estudiantes, con algún docente como asesor y con funciones distintas ya que busca crear una conciencia moral en los estudiantes, aprehender la deliberación moral como método de análisis.
Entre ambos comités debe existir una relación directa construyendo así una plataforma ética para la escuela. Esta parte no se ha hecho aun, no está consignada de esta manera en ninguna normativa. Es una propuesta para que el Ministerio de Educación y sus departamentos vinculados asuma esta causa. Se requiere hacerlo y formarlos, capacitarlos. Su formación tiene que ser manejados por expertos en el mundo de los valores, de la bioética y de las metodologías deliberacionistas.
Este enganche moral es probablemente el ultimo eslabón que falta en la bien estructurada construcción de una moralidad escolar que es a su vez el consecuente enlace con lo que hace mucho tiempo fue la moral y cívica como asignatura y que en la modernidad y globalización del mundo de hoy requiere de mecanismos más agiles y de fundamentos en éticas de la cotidianidad, éticas narrativas como lo es la bioética.
Apostamos en esta coyuntura nacional porque las instancias responsables de este paso, que es fácil de armar, que existe el personal con quien hacerlo, cuenta con la voluntad política y solo esta requiriendo de pasos logísticos para amarrar el proceso.
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