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Foto por ferran pestaña / Attribution-ShareAlike License

Cada vez es más frecuente el interés de las personas por buscar la salud y para ello se movilizan, por distintas razones, de un país a otro donde consideran hay mejor desarrollo de la ciencia y/o la tecnología.

Muchas preguntas en el orden bioético se generan en este proceso de desplazamiento, en tanto que se rompen los cánones tradicionales de lo que conocemos como relación médico-paciente, el clásico acompañamiento de los enfermos por sus familiares, la variabilidad del entorno en que se desarrollan estas intervenciones, creando nuevos escenarios y exigiendo como denominador común la existencia de condiciones que generen un valor primordial: la confianza.

Por más garantías técnicas que se ofrezcan al demandante del servicio el valor confianza es el elemento ético esencial para poder lanzarse en el apoyo que ofrece este servicio internacional, que igual busca el mejor beneficio del paciente, involucra variables económicas y necesita apostar con garantías a que tanto el servicio como los costos corresponden con la calidad de la atención.

Por este primer ingrediente debemos señalar la importancia de un turismo de salud corporativizado, de manera que se tenga el conocimiento de quienes brindan el servicio y quienes representan estas garantías.

Las bases éticas de estos planteamientos se fundamentan en la ética de la responsabilidad o sea aquella que basados en la confianza ofrecen escenarios serios y responsables que por sus generales ya demostrados hacen la diferencia con otras propuestas de igual sentido, pero generadoras de mayores dudas.

Sabemos los riesgos de algunos trasplantes, de propuestas de aplicación de células madres, de ofertas relacionadas a la belleza, a la estética, a la plástica, de las cuales se cuentan muchas anécdotas en que manos inescrupulosas han logrado hacer redes que desfavorecen los objetivos anhelados, haciendo prevalecer los intereses mercuriales.

Por esta razón la bioética tiene que ser un verdadero puente entre las intenciones y las necesidades, el valor de la confianza un eslabón y la ética de la responsabilidad una norma que prevea desde el inicio de las propuestas técnicas hasta el desenlace de los procesos, tomando en cuenta que el paciente es un extranjero en condiciones de vulnerabilidad en los casos a los que se somete y su único aliado es el medico y la plataforma de soporte que le acompaña.

Solo confiando se puede acceder a estos eventos cargados de preguntas y de desconocimientos

Los comités de bioética, los consultores en bioética, tienen que ser los segundos aliados generales y locales  en cada uno de estos procesos, para dar un fundamento moral que permita obtener una construcción solidaria del valor de la confianza y servir de contraparte en el apoyo de los pacientes que acuden en la búsqueda de nuevas alternativas de salud.

 

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