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Introducción
Ante todo, agradecer a los organizadores y anfitriones que nos dan la oportunidad de participar en este evento y, en especial, en un panel con compañeros tan apreciados. El título del panel es provocativo porque no es un juego de palabras, sino un conflicto de redefinición del papel de la bioética en el tiempo y la confrontación con lo que normalmente hemos entendido como tal, cuando deliberamos sobre el presente.
Los organizadores nos han puesto a mirar un poco más allá del horizonte y colocaremos nuestra percepción al respecto. Comenzaré por el futuro de la bioética porque creo que de esto depende la bioética del futuro



1. El futuro de la bioética

Dialogar desde el encuadre del futuro y la participación de la bioética me sugiere como punto de partida que sin pensar de inicio en el futuro de la bioética no será posible imaginar la bioética del futuro. Esto porque una de las características definitorias de esta disciplina es su potencialidad para vincularse desde los hechos del presente con los cursos posibles de acción que indica el futuro.
Desde hace tiempo han existido preocupaciones por el devenir, las que tuvieron presente en el pensamiento Potteriano al imaginar el curso de la historia, de continuar el derrotero que llevaba.
Aun siendo oncólogo, pensó en la ecología en un primer momento, imaginando una ética que relacionara al ser humano con el ecosistema, mostrando su preocupación por el medio ambiente.
Hechos reales y del momento sobre los cuales no se podía incidir de inmediato dieron luz a una bioética del futuro, la visión planteada por Potter en su obra Bioética un puente hacia el futuro esbozaba su parecer entre el ser (la ciencia, el medio ambiente y el ser humano) y el debe ser la ética humanística. Es un puente entre el ser y él debe ser.
Advirtió sobre La realidad presente en su época, sobre el impacto de la ciencia sobre el medio ambiente y su preocupación por humanizarla para modificar las consecuencias que, al final, estamos viviendo de como una cruda y cruel realidad, como es el cambio climático y sus implicaciones ambientales o como la pandemia de la COVID-19 por un desconocimiento e irrespeto a la dignidad de la naturaleza.
Era un llamado a pensar sobre la ética del futuro para poder garantizar el futuro de esa ética de la vida que llamó bioética.
Mientras aquello acontecía en Wisconsin, en la Universidad de Georgetown Washington surgía el pensamiento bioético de Andree Helleguer, a su vez, preocupado por el desarrollo vertiginoso de la clínica y la investigación médica. Más que preocuparnos por la paternidad del término debemos centrarnos en sus respectivas concepciones preocupadas por la vida presente y el atisbo de un futuro poco halagüeño, de continuar el ritmo e impronta que imponían en la época. Ambos estaban seducidos por el futuro y evidenciaban su compromiso ético con este.
Los hechos han marcado la historia y mucho o poco su visión de futuro ha permitido que la conciencia esté presente en todos los campos, que la tecnología requiera no solo avanzar, sino ser pensada para que sus consecuencias sean beneficentes y tracen líneas de justicia al reclamar la protección de los más vulnerados, que en unos casos son los más desposeídos, pero en otras no lo define solo la clase social sino la condición, de enfermos, padecientes, amenazados o afectados por ejemplo en el caso de la pandemia.
Son hechos que surgen hoy por no haber asumido el compromiso moral que antes fue reclamado, que no fue reconocida su vocación dañina de futuro y se autolimitó a una visión antropocéntrica desconociendo la existencia de los demás seres vivos, entendiendo la naturaleza como una extensión a su servicio la cual podía depredar según sus propios intereses.
Aun denunciándolo, en ese momento, no era posible tomar medidas enérgicas paralizantes que de inmediato detuvieran el daño, sino identificar su potencialidad lesiva, reconocer su existencia y sobre todo sensibilizar a las nuevas generaciones, lo que redefine la diferencia de la presencialidad de la bioética ante su impacto como disciplina moral comprometida con el porvenir. Es la bioética una disciplina de alta incidencia en el futuro.
Por esa razón, estamos convocados a pensar en la ética del futuro, pues con intermedio del presente tendremos pistas sobre cuál es el futuro de la bioética en tanto reconoce que vivimos lo que no es para apostar por lo que está llamado a ser, “lo cual significa que la ética trata siempre no del presente sino del futuro, no lo que es sino lo de lo que aún no es, pero debe ser (Gracia, 2019. p39).
Lo que es está referido a los hechos y proyectados hacia el futuro por lo que confiere responsabilidad moral. El futuro de la bioética está en gestación en el presente.
El futuro de la bioética es lo que està en construcción y dependiendo de lo que logre instalarse dependerá la bioética del futuro

2. La bioética del futuro
Lo que aún no es, pero debe ser, abre además la interrogante de si lo que se propone como debe ser es correcto y cuàles debían ser los criterios para validar su corrección.
Somos responsables como humanidad de la bioética del futuro porque hemos sido actores de primera línea en la bioética del presente.
A esta le corresponderá gestionar el escenario que se desarrolle y que se haya permitido y que, a nuestro entender, irà por distintos caminos de los cuales nos preocupan de manera prioritaria cuatro de ellos que explicamos a continuación.
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A. Tecnología, transhumanismo y posthumanismo

En el presente nos debatimos en la continua apuesta por humanizar las realidades científicas, tecnológicas, sociales, toda la cotidianidad. Ha sido el sueño, desde los orígenes de la bioética, como antes hemos señalado, y mientras lo proyectamos en el imaginario del futuro como una constante perfectible, otras voces proponen otros cursos de acción encuadrado en el denominado transhumanismo.
Esta es la visión que algunos pensadores describen y apuestan para el presente y futuro de la humanidad, una tendencia a transformarla mediante la intervención de la tecnología. Toda aquella fantasía y preocupación anterior de si los robots llegasen a desplazar la mano de obra humana pasó a ser parte de un objetivo mayor que coloca un tránsito de lo humano a lo transhumano para llegar a lo post humano. Es un salto evolutivo que elimina el camino biológico, según sus defensores, para ser suplidos por la tecnología.
Se entiende como una meta necesaria que el ser humano desaparezca para ser sustituido por esta forma transhumana que sería el objetivo más inmediato
Es el reto para llegar a la denominada singularidad tecnológica donde la inteligencia de las máquinas se iguale o supere a la humana, tratando no de modificar su naturaleza sino cambiarla. No es solo un reto físico sino ético, pues pasa por poner en cuestión la finitud de la vida, las debilidades humanas, la enfermedad, el desarrollo avanzado de la biotecnología ya existente en que las partes mecánicas suplan los órganos dañados siendo su finalidad última que el ser humano desaparezca y en el tiempo de paso a una nueva especie.
Obvio que el post-humanismo es para el largo tiempo, pero el transhumanismo està en curso y es trànsito que lleva cuestionamientos éticos.
Quizás esto se desvanezca en el tiempo o quizás se fortalezca, pero en el mientras tanto, lanza retos a un pensamiento bioético sobre el ser, su contexto, su dignidad. Enfrenta retos de justicia que ya desde este momento están enjuiciados desde la presencia de la inteligencia artificial, la gestión de los datos, el mundo predictivo de los algoritmos, que si bien agilizan y tecnifican los procesos requieren de una reflexión ética sobre el debe ser

B. La inteligencia artificial y la big data
En el «Seminario Sobre Gestiòn Ética de los Datos» auspiciado en República Dominicana por el Sistema Único de Beneficiarios (SIUBEN) trabajè los siguientes aspectos que expongo relativos al manejo de la data en una sociedad controlada por la información y la inteligencia artificial.
En el caso de la gestión de los datos, ya norma de la inteligencia artificial, hay un mandato moral para esta como para el big data, de la cual es fuente nutricia solo que este es y se va complicando en el mundo de la toma de las decisiones porque, aunque los nutran los humanos la tendencia es hacia la maquinización de los procesos y, por tanto, la toma de decisiones va a depender más de las aplicaciones matemáticas programadas, lo que inclina a otro tipo de debate ético.
Ya este presente es, pero nos señala él debe ser ético, que es un futuro tecnológico que alimente y programe desde visiones éticas que garanticen, por ejemplo, la privacidad, que prevea y evite discriminaciones y sesgos contra todos y, en especial, contra grupos ʻvulneradosʾ.
Mientras se desarrolla este nuevo pensamiento hay que seguir incentivando el desarrollo de la tecnología recomendando como regla de oro de acuerdo a Suazo: la prudencia y levantar argumentos sustentados en la legitimidad y la justicia. La primera tiene que dar la justificación necesaria para recabar esos datos y la segunda garantizar la imparcialidad en el manejo de estos.
Estas desviaciones podrían ocurrir de manera fortuita o interesada y es papel fundamental de la ética la previsión de estas ocurrencias.
La tarea ética tiene que estar atenta a esas previsiones, pero también a garantizar los derechos fundamentales de los participantes en calidad de usuarios que ya de entrada pueden estar en una situación de asimetría, pues son los dueños de los datos y necesitan que sus protectores sean verdaderos garantes de sus derechos.
Es una propuesta fundamentada en la ética de la responsabilidad donde el respeto a todos esos componentes se consolida como un valor institucional sobreañadido a la legitimidad y justicia necesarios, dejando claro a los participantes no solo cómo se hará, ni còmo se desarrollarán los procesos, sino cómo serán usados sus datos aun sea para la obtención final de un beneficio a su favor.
Corremos cada vez màs hacia el desarrollo de una sociedad en la cual la toma de decisiones hasta para seleccionar candidatos electorales se hará de acuerdo a modelos matemáticos, las ayudas, la protección social, los empleos, etc lo que dependerá de la honestidad de la alimentación, manejo, administración, decisiones y seguridad de la data recabada lo cual es tarea bioética.

C. El compromiso con el medio ambiente
La bioética se juega su futuro en tanto sea capaz de promover valores que comprometan su definición con todos los seres vivos en relaciones intersubjetivas y no de posesión o dominio.
La COVID19 independiente de sus causas posibles reales o ficticias es un hecho que desnudó la asimetría en las relaciones, la injusticia y la visión antropocéntrica de la sociedad. Si pasamos al transhumanismo o si se aspira a saltar la evolución biológica sin tomar en cuenta la naturaleza tendremos consecuencias catastróficas en formas inimaginables, si fuera cierto que la tecnología hubiera creado un hibrido con el ser humano, pudieran estarse gestando nuevas formas y eso también le corresponde pensarlo a la ética con visión de futuro acompañando las proyecciones contempladas.
D. La realidad política contemporánea. La geopolítica

En el mundo de injusticias en que nos desenvolvemos es crucial tener la presencia de un pensamiento moral que lo interrogue desde el campo de la política y la economía para poder preservar unos mínimos de equidad y de justicia.

La geopolítica moderna ha cambiado los esquemas mundiales con la formación de nuevos bloques de poder: China adquiere terreno, estrategias, poder económico político y geográfico, en los cuales las alianzas e intereses económicos han de generar una carta de valores que cuestionarà las raíces de costumbres y modelos. Por ejemplo, vemos como se hacen acuerdos entre enemigos políticos, como se rompen pactos en nombre de los intereses y se cambian los ejes del dominio que no está primando ni el conocido guerrerismo ni el despreciable expansionismo, sino el comercio y los intereses, lo cual cambia el mundo de los valores.

Hoy pactan los antiguos enemigos políticos para hacer prevalecer intereses económicos o rompen pactos entre países por las mismas razones dejando sin bases morales de sustentación que ponen en juego nuevas reglas en el contexto de la ética del futuro y el futuro de la ética.


E. Bioética del futuro y el futuro de la bioética

Como vemos los retos se asientan en el futuro en ejes puntuales como la tecnología, el salto evolutivo, las carencias e injusticias sociales, entre otras, lo que demandarà de una bioética global con raíces sociales, con una amplia concepción de todo tipo de vida y respeto por la dignidad de cada una de ellas.

La injusta distribución de los recursos y las desigualdades sociales hacen que temas como los señalados sean prioridades de unos y desconocidos por otros. Temas como el transhumanismo y post humanismo son propios del primer mundo mientras el segundo y tercero seguirán gestionando la sobrevivencia, el agua, los alimentos y en estos momentos las vacunas que les han sido negadas para prevenir la COVID19.

Si bien el transhumanismo ya existe en alguna forma expresada en la biotecnología, no es menos cierto, que genera discriminación en el acceso por los costos y su desarrollo plantea su exclusividad. Éticamente trae retos pues, cuestiona la finitud de la vida lesionando el concepto humano de la especie, obviando los elementos axiológicos, religiosos, espirituales, que quedan suplantados por lo tecnológico.

Abre nuevos espacios a la industria y al desarrollo de un capitalismo tecnológico sin frenos morales, pues ya no tendría a los humanos por sujetos sino a los post humanos de ser cierto que llegaran a ese estadio. Mientras se transita a esa etapa lo cierto es que se desarrolla el transhumanismo y reta el futuro de la bioética. Pues, las personas seguimos envejeciendo, enfermando y muriendo en condiciones que la realidad social impone y de su lado sirve de un nuevo caldo de cultivo para las exclusiones de los más vulnerados y la profundización de la injusticia.


Conclusiones

Del futuro de la bioética depende la bioética del futuro. De los hechos del presente, de su objetividad o desenfreno moral en post del avance inimaginable de la humanidad se podrá llegar hasta a lo técnicamente increíble y ahí es que la bioética adquiere responsabilidad moral para que no ocurra lo que potencialmente la niegue.

La ética del cuidado debe prevalecer como una responsabilidad de quienes tenemos que velar por el respeto de la dignidad de la vida, el respeto por los derechos de los seres vivos y la presencia de la justicia.

El futuro de la bioética depende de la eticidad del presente, pero algunos renglones en poco depende de nosotros, pero si el encauzamiento de un pensamiento moral para las proyecciones del futuro, el cual surge en grupos de pensamiento como los que se convocan en eventos como este.

Este es el futuro de la bioética, desarrollarse en un mundo signado y dividido por la pobreza y la injusticia de un lado y, por otro lado, los avances de la ciencia y la tecnología, las redefiniciones geopolíticas para enraizar el poder de los poderosos en la repartición del mundo.

De lo que ocurra en ese panorama se tendrá que ir redefiniendo la bioética del futuro y como señalaba no tenemos posibilidad de modificar los bloques de las alianzas con China, el desarrollo de la biotecnología o la mala modificación de la distribución de los recursos.

Lo que sí es nuestra responsabilidad es generar un pensamiento moral fundamentado que denuncie, proponga y alerte a quienes tienen en sus manos las tomas de decisiones, ante los grupos de presión, ante los medios de comunicación social y los grupos de pensamiento.

Tenemos más claro por donde se va decantando el futuro de la bioética y debemos seguir preparándonos para gestar los fundamentos de la bioética del futuro, haciendo que prevalezca la solidaridad, el humanismo y los derechos humanos.


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Referencias bibliográficas
Gracia,D. (2019) Bioètica mínima. Madrid. Triacastela
Suazo, M. (2021) La gestión ética de los datos como responsabilidad social. Seminario virtual de Siuben
Gatón, I. ( octubre 6, 2021) China y la Geopolitica. Grupo 50-60. Santo Domingo, RD

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